Sí, todavía hay veces que yo misma me lo pregunto.

Cuando con 18 años empecé a estudiar Trabajo Social, no me imaginaba que mi camino profesional iba a estar enfocado en la esfera perinatal. Bueno, es que ni siquiera tenía interés alguno en ser madre algún día. Pero mira, vueltas que da la vida.

Pero a lo que iba: ¿Qué hace una Trabajadora Social (especializada en igualdad entre mujeres y hombres, además) hablando de embarazo, parto y posparto? ¿Acaso eso no es cosa de sanitarias? ¿Qué invento es éste?
Os explico brevemente cómo surgió:

Tras ser madre me di cuenta que el sistema social y el laboral (incluidas las ONGs y administraciones en las que estuve empleada) no solo no facilitaba, sino que obstaculizaba y castigaba a madres y criaturas.

Esa experiencia, más la violencia obstétrica sufrida en mi primer parto, además de la vivencia de un segundo embarazo, parto y posparto maravillosamente empoderantes, me hicieron visualizar un nuevo objetivo profesional.

Decidí acompañar profesionalmente a mujeres en este momento vital, desde la visión estratégica de que, si todas conociésemos nuestras capacidades, nuestro poder, nuestros derechos, y eso además llevase a que los nacimientos fuesen amorosos, libres de violencia, conectados con nuestra naturaleza… lograríamos un cambio mundial irreversible hacia una nueva cultura de la paz, que acabaría desmontando al sistema patriarcal.

Sí, ya sé que la meta parece muy lejana. Pero el camino se hace andando, y confío en que, entre todas, cada una desde su lugar, podemos ir avanzando hasta lograrlo.

¿Quieres andar conmigo un ratico?